Juan Pablo Fuentes

Era un niño normal hasta que descubrí la lectura. Los tebeos tuvieron la culpa. Empecé con cosas suaves, como las novelas de Agatha Christie, pero poco a poco empecé a buscar drogas más duras. Después de leer el Ulyses de Joyce perdí la cordura definitivamente. Ahora me dedico a fomentar la lectura y a un vicio todavía peor: escribir ficción propia. Me gusta emborracharme con mis musas, que me despiertan a las tres de la mañana susurrándome ideas que se me olvidan al despertar.


Tengo unos hijos que son mis mejores y peores críticos: me obligaban a inventarme cuentos porque no querían dormir. Ahora han crecido y a veces prefieren el móvil, y yo lo agradezco.

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