La hoguera de las vanidades

Siempre ocurre. Cuando preguntan a quien se dedica al oficio de escribir sobre sus influencias siempre citan nombres clásicos, consagrados. Luminarias del panteón de la literatura. Lo mismo ocurre en estas fechas en las que es habitual confeccionar las listas con los mejores libros del año. Pocos entrevistados se atreven a recomendar libros ligeros o entretenidos. Siempre son libros profundos, bien escritos. Ocurre lo mismo que con los programas de televisión que nadie reconoce ver pero que son los que tienen grandes audiencias.

Cuando empezamos las reuniones letraheridas quisimos huir de esto. Que no fueran un escaparate donde competir por ver quien es el más intelectual y el más culto, el que tiene el gusto más delicado y personal. Es inevitable un poco de postureo, claro, somos humanos y nos gusta lucir bien. Pero siempre hemos combatido el esnobismo; en nuestras reuniones se han recomendado libros de ciencia ficción, de novela negra, superventas, tebeos e incluso libros de autoayuda. Lo importante es que hayamos disfrutado de su lectura y queramos compartir la experiencia.

Por supuesto en nuestras reuniones también se recomiendan las vacas sagradas de la literatura -en nuestra mayor encuesta la autora más votada fue Virginia Woolf- pero por una razón muy sencilla. Son libros excelentes. Aquí nos encontramos una especie de esnobismo inverso: parece que hay obras que sólo te pueden gustar por pura apariencia. Y no es así. Hay personas que disfrutan leyendo a Mortadelo y Filemón y otras leyendo el Ulyses de Joyce. En ocasiones -más de lo que se imaginan- son la misma persona. 

Llevamos más de 200 reuniones letraheridas compartiendo nuestras lecturas sin ningún tipo de prejuicios, abriendo nuestra mente a libros que, de otra manera, posiblemente no hubiéramos leído nunca. El mayor problema no es la categoría de los libros recomendados, sino qué hacer con tantas buenas recomendaciones que se van haciendo y que se nos acumulan en las listas. Pero sobre la longitud del arte y la brevedad de la vida ya hablaremos en otro momento…


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