Entrevista a Marina de Nocturama

Hablamos con Marina, de la librería Nocturama (Carrer del Peu de la Creu, 19B).

Lo primero, háblame de ti un poco. ¿Quién eres? Un poco tu currículum, por decirlo de una manera. Porque investigando en tu web y en tu newsletter apenas dices nada de ti misma.

Estudié Bellas Artes y me especialicé aquí en Barcelona en Conservación y restauración de Patrimonio. Luego hice un máster todavía más especializado en restauración de pintura de caballete en Valencia. Después me fui a Granada, empecé allí un doctorado, pero justo era la crisis de los dos mil. Estuve haciendo un doctorado dos años, pero no avanzaba, no tenía beca. Me fui a trabajar a Malta de restauradora y luego a Londres. Y después de una temporada en Londres volví a Barcelona. Las cosas estaban mejor aquí y empecé a trabajar en librerías. Ya había tenido una experiencia en Fnac de alguna campaña o así, pero fue al volver de Londres que entré en Casa del Libro y ahí empezó todo. Yo siempre había sido muy lectora, no de las que leen un poquito cada día, sino de aquellas que en verano devora 20 libros y luego puede estar seis meses sin tocar nada ni interesarse por nada. Fue a raíz de empezar a trabajar en librería que me convertí en una lectora más constante. Nunca he tenido ningún complejo en empezar un libro y oye, no me interesa, lo dejo y punto. Estuve una buena temporada en Casa del Libro, tiene una estructura muy piramidal, pero te permite como trabajador conocer muchísimo a fondo una estructura de trabajo buena y ahí aprendí un montón.

Primero fui encargada de la sección infantil de la Casa del Libro de Rambla. Mi mundo de bellas artes se juntó con el mundo de la literatura. Después fui encargada de la librería, por debajo de la dirección y eso me permitió conocer el sector, no solamente tener contactos con distribuidores, conocer el sector del libro. Después de unos cinco años fui a trabajar a una pequeña editorial, hice una formación en edición que me permitió entrar a trabajar de coordinadora de producción. Luego vino la pandemia y volví otra vez a una librería, estuve en Finestres. Es otro tipo de librería, un proyecto fantástico y genial. Puedes acceder a un montón de conocimiento. Habían hecho directora Iolanda Batallé hacía nada una semana así y como yo tenía una experiencia previa llevando equipos, etcétera me ofrecieron un puesto de encargada. He estado menos de un año también porque yo ya quería montar mi librería. Me vino muy bien el trabajo en una para coger seguridad. Podría haber seguido muchos años en una librería grande, pero mi idea de la literatura es otra.

Me alegra lo que has dicho para la siguiente pregunta. Si tú montas un bar, nadie pregunta por qué. Si montas una librería sí, porque no es lo primero que te pasa por la cabeza, es un negocio arriesgado.

Sí, totalmente. Esta es la parte que no se ve detrás de hacer números, cuentas, todo te tiene que cuadrar. Además, el mercado del libro tal y como está montado en España es muy A-B-C. La cantidad de novedades que se publican es porque también el mercado está regulado de una manera en que los editores se ven obligados a publicar. Si eres una editorial muy chiquitita casi cada tres meses, porque todas las facturaciones son a tres meses. Con márgenes súper regulados, a no ser que seas un gran grupo o casa del libro. Tienes un margen muy muy chiquitito, vendiendo ropa tienes más margen, por ejemplo.

Es brutal la cantidad de novedades, cada semana te envían boletines. Al final en una librería pequeña no lo puedes tener todo, tienes que tener una buena selección. Esta no es una librería en la que la novedad es lo principal del negocio. Nuestro tipo de cliente lo que busca es cosas en el lineal, en la estantería. Si ve que en la estantería tengo algo de algunos autores y autoras que ha leído y que le gusta, entonces va buscando otras cosas. Pero no es un tipo de lector que se fije mucho en las novedades. Solo llevo cinco meses, con lo cual estoy viendo por dónde van las cosas y apuesto más por traer el fondo que a mí me gusta.

Siempre decimos la idea  del librero como prescriptor y entonces tu prescripción ya empieza por la selección de fondos.

Claro, mi selección puede ser literatura bestia, que digo vale, siéntate, esto te va a exigir un esfuerzo intelectual y otras cosas más ligeras, evidentemente. Al final no es lo que a mí me gusta, es, dentro de lo que a mí me gusta, lo que creo que te puede gustar a ti. Tú a lo mejor eres un lector que dices: Proust me aburre. A mí me maravilla, pero si a ti te aburre, pues por mucho que yo lo tenga no te lo voy a recomendar.

A mí como lector siempre me dicen ‘recomiéndame un libro’ Yo te puedo decir libros que me han gustado a mí, pero no sé lo que a ti te gusta.

Explícame tú que te gusta, que te apetece y luego de ahí ya vamos sacando y te voy recomendando y a ver si alguna de las que te digo te engancha.

¿Te es complicado elegir los libros para traerlos? Porque no puedes leerlo todo, ¿Te guías un poco por instinto?

El hecho de trabajar con libros durante muchos años te hace tener como cierto tiento en lo que el lector va a buscar siempre. Por ejemplo, no he leído todo Vargas Llosa, pero sí que voy a tener Vargas Llosa, no he leído todo Borges, no he leído todo Cortázar, no he leído todo Bolaño, pero los voy a tener. Bolaño aquí en el Raval es algo que, por supuesto, hay que tener. Voy a traer cosas que creo que pueden salir luego, sí, hay muchas cosas que las traigo porque me han gustado a mí y porque creo que el libro es bueno y lo puedo recomendar. Hay otros que traigo pensado ‘esto es una frikada mía’ y de repente pues hay algún lector que lo encuentra y lo coge directamente y entonces yo digo ‘¡Ay, qué bien! ¿No voy tan errada, no? Eso es lo chulo. La selección de novedades sí, puedes haber leído novelas anteriores de esa persona, puedes saber un poco qué pasa con esa persona en los medios de comunicación. Te guías un poco también por  el tono de la librería. Aquí, por ejemplo, no sale policíaca. Fíjate que es el Raval, pero el perfil de cliente no está buscando una novela policíaca. O ciencia ficción o fantasía, géneros no están saliendo muchísimo.

Teniendo en cuenta que la mejor librería de novela negra que había en Barcelona tuvo que cerrar y en ciencia ficción no puedes competir con el triángulo friki, pues es normal.

Pues no, no, no, y yo voy a lo que voy en el sentido de aquí en el Raval, aparte de la central que yo creo que la central es una librería enfocada a Barcelona, no es una librería de barrio enfocada al Raval mismo. Aparte de la central hay librerías chiquititas.

Aprovechando lo que estáis comentando, ¿por qué en el Raval y no en otro lado? ¿Es una decisión?

Es una decisión. Te digo una cosa, si alguien pone una librería de barrio en Horta, si alguien pone una librería de barrio en Las Corts, si alguien pone una librería de barrio en Sarrià, a nadie se le ocurre ir y preguntarte ¿Por qué? ¿Y por qué en Sarrià? ¿Y por qué en Las Corts? ¿Y por qué Lesseps? A nadie se le ocurre esa idea. En cambio, en el Raval es como que necesitas justificar porque tiene cabida un negocio cultural.

Bueno, yo no, lo preguntaría, porque estás en el Raval, pero para mí estás dentro del entramado de Librerías de Sant Antoni, como Fatbottom, Lata Peinada…

Antes te comentaba lo de la central del Raval y te decía que yo hago mi catálogo. Me fijo en lo que realmente entiendo. Soy lectora de literatura, mayoritariamente algún ensayo de filosofía estética y de infantil y voy a traer eso. También quiero respetar a mis compañeros de barrio. No voy a traer una supersección de novela gráfica, primero porque no entiendo y segundo porque tengo al Nico de la Fatbottom a tres minutos.

Es imposible competir contra Fatbottom.

Yo voy a lo que yo soy y a lo que yo puedo ofrecer. Y luego ¿por qué en el Raval? Soy de Nou Barris, nací en Virrei Amat y después me he ido por un montón de sitios. Siempre he sido una persona que me gusta el mejunje, y yo esta cosa de que sea todo uniforme, que sea todo predecible, que sea todo estático en cierta medida no es que me aburre, es que me da como un pelín de tristeza.

Piensas exactamente igual que yo.

En el Raval nos juntamos un montón de gente que pensamos así. El Raval está lleno de porquería, está lleno de droga, hay un montón de cosas que no funcionan y nos quejamos todos. La gente que vive en el Raval nos quejamos de estas cosas, pero a la vez no quiero renunciar al hecho de estar en mi barrio y vivir y salir.

A mí también me gusta el Raval. No es que diga ‘que bien estas calles tan sucias’ pero me gusta que no sea todo cuadriculado y métrico.

También por el hecho de que esas realidades que igual no son la mía, existen. Lo que pasa es que tú en otro barrio no la ves.

Eso sí, si.

Pero eso existe, O sea, no deja de existir porque no lo veas. Si entonces yo me vine a vivir sola en el Raval después de mirar pisos, me acuerdo que estuve a punto de coger un piso en Poble Sec yo sola. Que luego es un barrio genial y que también tiene mejunje. Me salió una oportunidad en el Raval y dije aquí me veo, me veo completamente. Sí. Después de siete años aquí en el Raval, viviendo aquí en el Raval, cuando me planteaba poner la librería, me puse a hacer un estudio de qué barrios ya tenían una librería, bueno, un poco un estudio de mercado y acabé mirando locales en la parte baja del Born y miré otros barrios también, como por ejemplo antes citado Las Corts, Horta… Y pienso ¿Pero por qué tengo que irme a otro barrio? Luego existe esta idea predeterminada de que si el Raval es un sitio en el cual la renta per cápita es muchísimo más baja que en otros sitios.

¿Bueno, ya sabemos lo que hay, no? Pero si yo vivo aquí y yo tengo interés en la literatura, puede haber mucha más gente que también lo tenga ¿no? Justamente mi idea de lo que quiero transmitir a través de los libros es que igual las cosas no son uniformes. Me puede gustar Thomas Bernhard, me puede gustar, yo que sé, Santiago Lorenzo, que es más ameno y me puede gustar Marías, que era un cascarrabias, pero me encanta como escribe o Vargas Llosa, que no estoy para nada de acuerdo con ninguna de sus ideas. Pero tiene libros magníficos y me puede gustar Cristina Morales, con la cual seguramente soy mucho más cercana a sus ideas que cualquiera de los otros que he comentado, ¿no? Y ¿qué hacemos? ¿Que todo sea estable? ¿no salirnos y no conocer nada más que lo nuestro?

Ya te digo que estoy muy de acuerdo. Por ejemplo, la central del Raval, que es una librería magnífica, yo antes cuando pasaba miraba el escaparate para ver qué cosas habían salido y tal. Lo han quitado, ya no tiene escaparate porque lo primero que ves es papelería. Para que el turista pase y se compre un cuadernito de Barcelona. Es una pena porque es casi como una iglesia.

Tienen muy buen fondo, lo tienen cuidado. La gente que trabaja sabe. Es una librería que es referencia en Barcelona, pero mi objetivo no es ser referencia de nada. Mi objetivo es ¿quién sabe?

Ya veremos. De aquí a un año te vuelvo a hacer una entrevista, pero esta vez ya como referente.

Yo no quiero ser referencia de nada. Mi objetivo es poder transmitir cosas y que la persona también me las transmitan a mí. Mira, me estoy leyendo un libro que me ha recomendado una clienta. Al final es una cercanía, una reunión, que me está encantando, Natasha Brown. Es inglesa.

Hablando de ser referencia he visto que haces actividades diversas, presentaciones, club de lectura. ¿Consideras que una librería tiene que hacer esto o lo haces porque a ti también te gusta agitar culturalmente a la gente? ¿Estas actividades las haces para traer clientela?

Coexisten las dos cosas a la vez. Una librería no se sostiene solo con la venta de libros. Esto es muy triste, pero es así. Es así. Como negocio tienes que montarte presentaciones, Bueno, saraos para poder atraer a gente y facturar más. Pero si eres una librería o cualquier tipo de negocio cultural tienes que ser un agente cultural, tiene que promover ciertas actividades que vayan en consonancia con lo que quieres hacer. Dicho esto, a mí me cuesta un montón. Yo he montado la librería, yo estoy tan tranquila aquí, ¿sabes? Y de repente tengo que reclamar atención. Y tengo que movilizar a la gente y que a esa gente le apetezca venir y le apetezca charlar y compartir un rato y hacer cosas. Pero para mí es un reto eso, porque en realidad me encanta. Por ejemplo, el club de lectura que voy a hacer en el 25 de junio, es lo que a mí me gusta. Otra cosa es que me cueste personalmente ponerme en la tesitura de conducir yo el club de lectura, porque yo de tú a tú todo bien, pero en un grupo cuesta más.

Todo es acostumbrarse.

¿Pero al final es el objetivo, no? ¿Que la gente se entusiasme con un tipo de lectura y luego pueda compartir lo que le ha parecido, que igual no estamos de acuerdo y es genial poder hablarlo ¿no?

Me ha hecho gracia que el club se llama ‘Obrim el meló’ y en nuestro grupo de lectura, como somos muchos y no hay tiempo para hablar siempre digo ‘no abramos ese melón’, como el de separar el autor y la obra.

 No, no abrámoslo.

Como el caso de Vargas Llosa, muy habitual porque no le cae bien a casi nadie.

Un libro también es una manera de de expresar cierto pensamiento. Quiero decir, si Vargas Llosa es capaz de pensar cosas muy alejadas, a mí…

Me estás abriendo…

El melón, te estoy abriendo el melón. Si es capaz de pensar cosas súper alejadas de mí, pero también conectar con ciertas ideas literariamente con las que yo sí que estoy de acuerdo.

Pues ya lo hemos abierto. Hay dos cosas diferentes. Una cosa es que puede ser una persona moralmente despreciable, y tener unos libros fabulosos. Pienso, por ejemplo, en Knut Hamsun que era nazi e incluso se entrevistó con Hitler. Tú lees sus libros, no ves nazismo por ninguna parte. Otra cosa es alguien que, aunque escribiera muy bien, publicara una apología del nazismo.

Sí.

Puede estar muy bien escrito, pero es como si me estuvieras dando una bofetada.

Totalmente. Totalmente.

Por muy bien escrito que estuviera, yo no sé si sería capaz de leerme un libro que fuera homófobo, racista.

Lo quería ligar un poco con, por ejemplo, el ejemplo opuesto que es Ariana Harwicz. Yo no sé si has leído degenerado. Es un librazo y habla de la pederastia desde el punto de vista del pederasta.

Pero es un personaje. Yo creo que notas cuando quien está hablando es un personaje y cuando es el autor. Un personaje puede ser moralmente despreciable, como en Lolita de Nabokov.

 Sí, totalmente, totalmente.

Otra cosa es que estén defendiendo una tesis. Por ejemplo, Ebrio del vino perdido, que habla de la pederastia desde el punto de vista del pederasta y que defiende la pederastia. Ese libro, por ejemplo, aparte de ser pésimamente escrito, a mí me dio asco. Pero sin embargo, Lolita de Nabokov no, porque para mí es diferente un personaje que sea despreciable a que el autor sea despreciable y lo defienda.

Pero justamente te ponía el ejemplo de Ariana Harwicz porque mediante la literatura hace algo que dices ‘Me da asco’. Y te da justamente esa sensación. Evidentemente esta mujer lo que ha conseguido es justamente lo opuesto a lo que ella piensa. Claro, para plantearlo de una manera.

Mónica Ojeda en ‘Mandíbula’ también habla de la pederastia y los malos tratos. Había un párrafo que fui incapaz de leerlo.

 Sí, te creo.

Es como si me clavaran un puñal en el estómago y no porque piense que está mal. Al contrario, es que está tan bien escrito que no puedo leerlo.

Que no puedes, Que no puedes.

Me lo tengo que saltar.

Bueno, que nos hemos ido por las ramas.

El melón lo has abierto tú (risas). Para acabar hablemos sobre el tema redes sociales.

Cuando abrí la librería, pensé que no puedo estar a todo. Voy a tener que escoger y escogí Instagram. ¿Y por qué he escogido Instagram?

Yo creo que es buena elección.

Instagram tiene una cosa que sí que es absolutamente suave y edulcorada, es como una red social en la cual pones tu foto mona y dices cuatro cosas y tal, pero no es políticamente subversivo ni se da ello ni por mucho que preguntes cosas, la gente comenta tonterías. Pero tengo que medir mis fuerzas.

Genial, si te parece, vamos a dejarlo aquí. Y te hago unas cuantas fotos para la entrevista… y para el Instagram

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *